El PP de San Vicente del Raspeig lo ha vuelto a hacer. De nuevo anuncia planes sin sentido, basado en el postureo y alejados de la realidad sanvicentera. El concejal de Servicios Urbanos ha tenido la brillante idea de poner en marcha un plan de recogida de residuos orgánicos, a “llave cerrada” con la impresionante cifra de 24 contenedores marrones para una población que roza los 60.000 habitantes.
La matemática es sencilla, un contenedor por cada 2.500 vecinos y vecinas. Eso sí, para poder usarlos y reciclar, necesitarás una llave. La ciudadanía que quiera cumplir con su deber medioambiental tendrá que hacer turismo por el municipio en busca de uno de estos preciados recipientes marrones.
El plan, que en cualquier otro sitio podría haberse planteado de forma gradual y lógica, se ha empezado por el tejado. Para Esquerra Unida-Podem lo normal hubiese sido aumentar primero el número de contenedores marrones y distribuirlos por todo el municipio. Una vez realizada esta gestión se podría iniciar un plan de reciclaje que beneficie al medioambiente y a la ciudadanía en general.
Sin embargo, PP y Vox han optado por complicar a la ciudadanía, que parece que es lo sencillo. Ni siquiera saben ni cómo ni cuándo pondrán más contenedores, ya que todavía no se ha aprobado el contrato para comprarlos.
Esquerra Unida-Podem considera que puestos a improvisar, tal y como ha hecho el PP, podrían haber aprovechado la oportunidad de esta iniciativa para incentivar el reciclaje con bonificaciones fiscales en la tasa de basuras, como hacen otros municipios. Pero la concejala de Gestión Tributaria, manifestó en el último Pleno: que se está estudiando “cómo aplicar en beneficio de los contribuyentes los distintos recursos de los que disponemos o de los que vamos o vayamos poder ir implantando. Obviamente el buen uso de los contenedores será uno de ellos, pero todavía no lo puedo afirmar cómo ni cuándo afectará la tasa”.
El reciclaje de residuos orgánicos es una herramienta fundamental para combatir el cambio climático, reducir el volumen de residuos que van a vertederos y avanzar hacia un modelo de economía circular más justo y eficiente. Pero para eso hace falta algo que en San Vicente del Raspeig, por lo visto, escasea: una gestión pública seria y con compromiso medioambiental real.