«EL Barberillo de Lavapiés»

Zarzuela en tres actos

Libreto de: Luis Mariano de Larra (1830-1901)

Música de: Francisco Asenjo Barbieri

Se estrenó en el Teatro de La Zarzuela de Madrid, el 18 de Diciembre de 1874.

Nos encontramos en el chispero Madrid de 1770. Reina Carlos III, el mejor alcalde de Madrid, pero la situación política es caótica. Las intrigas a favor de Esquilache, Floridablanca, Aranda o Grimaldi, entre otros, están a la orden del día. En tan revuelto ambiente, se deslizan los personajes de esta castiza Zarzuela.

Argumento:

Primer acto.-

Los protagonistas principales de la obra, son los clásicos personajes del castizo Madrid. Lamparilla, barbero y sacamuelas, que atiende su negocio en el barrio de Lavapiés, es un chuleta descarado y que hablando mucho, pero sin decir nada, elogiando, diciendo medias verdades y alabándose a más no poder, tiene conquistados a todos los vecinos del barrio; ante quien únicamente cae rendido es, ante el amor de una chulapa,Paloma, por la que “bebe” los vientos.

Paloma, es una garbosa modistilla, chula como ella sola, que sirve incondicionalmente a la marquesa del Bierzo, de nombre Estrella. La amistad que la une a la marquesa, que es seguidora del partido que encabeza Floridablanca, hace que la muchacha se vea envuelta en los enredos políticos del momento. Para ayudar a su amiga, involucra a Lamparilla, de quien está enamorada. A partir de este momento, comienzan los líos y enredos de la obra.

La marquesa, vestida de maja, llega acompañada por don Juan de Peralta, seguidor también de Floridablanca. Cuando van hacia la casa de Paloma, son detenidos por don Luis de Haro, prometido de Estrella y rival político de don Juan. Éste dice a la marquesa que debe huir de ese hombre, sobrino de Grimaldi que se ha conjurado para eliminar a Floridablanca.

Estrella, que hace su juego, se da a conocer a Paloma y la presenta a los demás como sobrina del tío Juan, hermanuco de las monjas trinitarias. Lamparilla comienza a sospechar algo, mucho más cuando la marquesa del Bierzo le dice al oído la verdad de lo que se trata.

Entre el barullo de estudiantes y majas, don Juan consigue desaparecer, la marquesa se cuelga del brazo de Lamparilla, para desorientar a don Luis, éste se acerca al barbero para saber quién es, pero cuando le escucha decir que, maneja pronto y bien; el misal, la pandereta, la navaja, la lanceta, la vacía y la sartén, piensa que no es un galán de la condición de su prometida.

Don Pedro, jefe de la policía gubernamental, dice a don Luis que la infanta no está en palacio, éste supone que se prepara alguna trama en la que está implicado el personaje que, en el barullo anterior, se le escurrió de entre las manos. Para cogerlo, idea que los guardias lleguen a la fiesta con una silla de manos, sorprendan al conspirador y le metan en la litera. Mientras el pueblo canta, don Luis sitúa a los guardias, irrumpe en el baile, detiene a los sospechosos y encierra en la silla de manos al que cree su rival, don Juan de Peralta, pero en realidad a quién se lleva detenido es al barberillo.

Segundo acto.-

En la plaza de Lavapiés. A la izquierda la barbería de Lamparilla, en el foro la Iglesia de San Lorenzo, a la derecha un antiguo palacio, de puerta grande, rejas practicables y escudo en la fachada.

El comienzo de este segundo acto es una continuación del final del primero, en que se recalca la actuación de los guardias y que culminó con la detención del alegre Lamparilla.

Todo son quejas, por parte de los vecinos de Lavapies, de los clientes y amigos del afamado Barberillo. Los clientes se quejan de su ausencia, alabando su maestría con la navaja, lo delicadamente que les afeitaba y el arte que poseía para depilarles donde era necesario.

Paloma, ha sobornado a los carceleros, con dinero de la marquesa y Lamparilla está libre. Cuando llega a la barbería, festeja su libertad, relatando a sus amigos, vecinos y clientes, las aventuras y desventuras que ha tenido que padecer:

“Por salvar, yo no se como – de un peligro, a no se quien, – en la cárcel, yo no se cual, -me han metido, yo no se a que.

Más de cien declaraciones me han tomado sin cesar – y yo he respondido a todas de este modo singular.

Yo nada vi, – yo nada hablé, – yo nada oí, – yo nada sé – yo no escribí, – ni conspiré.

¿Qué hago yo aquí?, ¿Cuándo me iré?.

Creo que hay, yo no se donde – un complot, yo no se cual, – para hacer, no se que cosa, – que es preciso averiguar.

Y los jueces y escribanos, – esperaban que iba yo, – a aclarar este misterio …»

La marquesa y sus amigos han organizado un nuevo complot, en sus trajines es ayudada por Paloma. Los conspiradores se han citado en el palacio antes mencionado. Don Luis, pese a su amor por Estrella, se ve obligado a prenderles. Don Juan y otros conjurados, entran en la casa de la marquesa.Paloma y Lamparilla hacen propósito de ayudar a la causa de Floridablanca.

Paloma ve a don Luis y don Pedro, acompañados por numerosos guardias; su intención es entrar en el palacio y detener a todos sus ocupantes. En la barbería, Lamparilla se reúne con sus compinches. Desde una ventana del palacio, cae un papel que recoge Paloma, sin ser vista. En la carta la piden que hagan un túnel desde el sótano de la barbería hasta los bajos del palacio y así podrán escapar los allí reunidos.

Este ardid da lugar a un precioso número musical, mientras unos entran en el palacio, guardando mucho silencio, otros escapan, con mucha precaución.

Tercer acto.-

En la habitación de Paloma están reunidas las costurerillas, mientras cosen, cantan al amor, poniendo todo su sentimiento para, finalmente, cada una, arreglar su camisón.

Una vez que las modistillas se marchan, aparece, desde el interior de la vivienda, la marquesa. Va vestida de maja y está dispuesta a huir con don Juan que, disfrazado de chispero, llegará a la casa de un momento a otro.

Lamparilla les anuncia que ya tiene todo dispuesto, la tartana, con la merienda y las guitarras. Oficialmente van de merienda al Arroyo Abroñigal pero realmente su intención es poner tierra de por medio y escapar de la justicia, marchando a Aranjuez.

Cuando llega don Juan y están dispuestos a partir, se ven rodeados por los guardias de palacio, todos son detenidos, el único que logra escapar es Lamparilla que, al pronto regresa, loco de alegría, anunciando la subida al ministerio de Floridablanca, con lo que los detenidos son puestos en libertad y don Luis es desterrado de la corte.

La marquesa, fiel a su compromiso matrimonial con don Luis de Haro, parte con su mismo destino. Mientras, Lamparilla y Paloma, podrán proseguir sus aventuras en el castizo barrio de Lavapiés.