CHATEAU MARGAUX, Zarzuela en un acto de Manuel Fernández Caballero.

CHATEAU MARGAUX

 Zarzuela en un acto

 Libreto de: José Jackson Veyán (1852-1935)

 Música de: Manuel Fernández Caballero

 Se estrenó en el Teatro Variedades de Madrid el 5 de Octubre de 1887.

 Esta bonita Zarzuela es todo un anuncio publicitario, pero también nos advierte de los inconvenientes cuando uno se excede en su consumo.

 Argumento.-

 Regresa don Manuel a su hogar, después de una larga estancia en el extranjero, durante la cual ha contraído matrimonio con la joven y bella Angelita. Ambos pertenecen a la buena sociedad y cuidan mucho las formas externas.

José, criado de la mansión, coloca los regalos de boda que los amigos del matrimonio les han enviado, mientras hace este cometido, canta unas alegres coplas que le acarrean una amonestación por parte de su ama, doña Angelita le recuerda que un criado no debe permitirse el cantar mientras trabaja, le manda a la cocina como castigo.

Cuando la altiva muchacha queda sola en el salón entra don Manuel que la llena de piropos un tanto cursis, ella le corresponde actuando como una joven colegiala, de un colegio también cursi.

Mientras están así de acaramelados, se presenta José, preguntando si los señores desean alguna cosa. Nos podemos imaginar con que miradas asesinas le reciben sus enamorados amos. Le mandan de nuevo a la cocina.

De nuevo reanuda el matrimonio sus carantoñas, se abrazan y besan mientras comentan que tan solo hace un mes que se han casado. De nuevo entra en la estancia José y en previsión de lo que pueda pasar, afirma que no ha visto nada. Es despedido de nuevo, en un tono más agrio esta vez.

La pareja se dispone a proseguir su idílica actuación pero recuerdan que han invitado a los tíos de Manuel, el Barón de la Lombarda y su esposa, ambos viejos aristócratas muy engreídos de su situación social. Manuel espera una cuantiosa herencia cuando ambos fallezcan.

Llaman a José para que acelere los preparativos de la recepción y comida, pero como es de suponer José no aparece, tienen que insistir varias veces, en sus llamadas, para que el corrido y asustado criado haga acto de presencia.

Cuando llegan los invitados, son atendidos por Manuel y conversan sobre las ganas que tienen de conocer a la joven esposa, los tres esperan a que doña Angelita termine de arreglarse y haga su presentación en el salón. Manuel sale para confirmar que los preparativos de la comida estén a punto.

Es este el momento que escoge Angelita para entrar en la estancia, porta en una mano una botella de “Chateau Margaux” y en la otra una copa vacía, solo ha tomado dos copitas, pero está borracha como una cuba. Sin alterarse por la presencia de los dos viejos tíos, se pone a bailar, cantando alabanzas al vino que lleva en la mano y cuerpo.

Como es de suponer los dos ancianos se escandalizan de tal indigna actitud y sin más se marchan de la casa, dejando una nota para su sobrino.

Don Manuel regresa y al no ver a sus ancianos tíos, pregunta a José sobre lo que ha ocurrido, el criado no se atreve a decirlo y mucho menos a mencionar que su joven ama está borracha. El consternado Manuel sale en busca de sus tíos.

Vuelve a entrar en escena Angelita, se ha cubierto con un mantón y unas flores adornan su cabello, llega cantando unas coplas andaluzas, por lo que José toma una guitarra y convierten el salón en un tablao flamenco. Es en este momento cuando regresa Manuel en compañía de sus tíos, los tres quedan pasmados por la escena que ven.

Manuel se deshace en disculpas, achacándolo todo a la calidad del vino y para demostrarlo, ofrece unas copas a los ancianos. Después que las han bebido, los ancianos tíos se piropean como si fueran recién casados, disculpan la actitud de Angelita y se dispones a participar en el sarao montado en el salón.